No sé cómo se mide la actuación, salvo por la sensación de convencimiento. Y si es por eso, sólo puedo hablar por mí. Y la verdad, no tengo palabras… Aún ahora, un día después, la película me atormenta al punto que no puedo dejar de escribir sobre ella. Y viene a mi cabeza aquella voz encarnada en Alfredo Castro que dijo “la música vale callampa”.
Alfredo Castro: Lo conozco como casi todos, por teleseries. Donde obviamente ha evidenciado un dominio de alto nivel, como sus colegas. Ahora, yo a él también lo vi dirigir, curiosamente a la hoy ministra de cultura, Paulina Urrutia, hace muchos años una obra llamada "Historias de la Sangre".
A Castro también lo vi hablando de Antonin Artaud hace años en unas sesiones que daban en la Telefónica. Y así evidencié que este actor-director era conocedor y amante del teatro de la crueldad (o del dolor para otros) cuyo protagonista emblemático fue el francés aquél de los años 20 (Artaud).
Y entonces aparece aquí, personificado de loca. De uñas pintadas, dientes a mal traer, arrugado, de movimientos y tonos afeminados y al mismo tiempo toscos… Una personificación espeluznante, a mi parecer.
La versatilidad que evidenció sólo me parece asemejable a la del architalentoso Dany J Lewis. Mis más sinceros reconocimientos, Sr. Castro.
Semler: también conocido por mí como director, actúa junto a quien fue su pareja durante mucho tiempo en la vida real, María Izquierdo, y hace de padre del joven músico, y de ministro. Su rol es solmene, de aquél que no se quiebra y mantiene la cabeza fría a pesar de todo…
Francisca Imboden: ella ya fue nominada a los premios altazor por mejor actriz secundaria en La Fiera , el 2001. Y una vez vi en una entrevista que fue una alumna de 7 siempre, en la Alianza Francesa de Viña. Yo estudié en la Alianza Francesa de Santiago, y doy fe que no es fácil ser lumbrera en estos colegios. Ella tiene talento, el que se evidencia justo cuando en la pantalla grande hace de una pianista si bien no de bajo perfil, tampoco explosiva. Tan diferente a Renata, su personaje en Entremedias siempre maquillada y efusiva… Al ser paralelos (en cuanto a exhibición, me refiero), los dos personajes se pueden comparar… Y evidenciar que hay talento en su interpretación, en cada caso (pues son tan distintos).
Paulina Urrutia: Yo soy fan de ella desde que la vi en esa obra de Castro que ya cité (Historias de la sangre), y además me gustó como nana que bailaba salsa en una teleserie (no recuerdo el nombrw, y bueno, en general. Además su hacer como presidenta del sindicato de actores hace que le tenga simpatía. Y bueno, el hecho que sea ministra hoy no pasa desapercibido.
Su rol apela a quien devela la trampa. Su ser perceptivo. Y además, como sus “colegas” en el film… recorre los cerros infames de Valparaíso con instrumentos pesados a cuestas. Esto de alguna manera extraña, siento, permite que se valide aún más como ministra.
Además, para mí, resultó en parte obsceno viéndola jalar una raya de coca… Como que se confunden los roles (en el film y en la autoridad, de un modo sinuoso).
El ciego (José Soza): Su rol es de adivinador melómano. De alguna manera, sentí, que la inserción del personaje era como una lección para el resto del mundo, una lección que decía, sin imponer, “si quieres un buen oído, pregúntale a los expertos, los no videntes”…
Benjamín Vicuña: Su mirada desquiciada transformaron a este galán de teleseries, joven con ángel, buen negociador de teatro, y niño prodigio del teatro en un actorazo. Él ha dicho varias veces, en entrevistas, que la película generó transformaciones personales internas… Y la verdad, me parece difícil de transmitir lo que él transmite si esas transformaciones no fueran ciertas y genuinas y profundas. Sólo flores para su protagónico, desde esta humilde tribuna.
Ahora, vi en un make in off que a Vicuña lo ayudó José Luis Domínguez, el director de orquesta del Municpal. (Lo cual fue corroborado en los créditos del film).
Una vez, por casualidad, conocí a Domínguez, el año 1998, creo. En un bus de Santiago a la Serena, me tocó de compañero de asiento. Recuerdo que en ese tiempo aún era medio lujoso tener celular, y él, de 26 años entonces, tenía uno y hablaba... Por el diálogo entendí que hablaba con una mujer, sobre una hija, y que esta mujer estaba fuera de Santiago… Colgó y no sé cómo la conversación fluyó entre él y yo.
Sólo supe de él poco después cuando apareció asistiendo a Cruz-Coque para una teleserie que trataba de un concertista en guitarra (asistencia que él me comentó había hecho, cuando íbamos en el bus).
Y bueno ahora, que lo vi en Valparaíso en el make in off. Y donde dijo algo como: "le dije a Benjamín que se imaginara que tenía aceite en las manos” (aceite de auto, entendí yo, grueso, grasiento, negro). En fin, siento que hicieron, él como maestro y Vicuña como aprendiz, un buen trabajo.
Para el guapo argentino, Noguera, y los demás… sólo reconocimientos…
El director, Pablo Larraín :
No conocía a este director, obvio esta esa es su primera película. No sabía nada de él hasta que mi amiga Constanza me contó que era vecino de ella en el barrio del Bellas Artes, que fueron (mutuamente) a un par de fiestas en las respectivas casas (yo en las fiestas de la casa de mi amiga nunca lo vi... y si lo vi, no me acuerdo...-en la más Pinochet, jajjaja-) pero lo vi en una entrevista hace poco en un programa del canal Via x. Y ahí, me sorprendió.
Por sus declaraciones entiendo que él tiene suficiente criterio como para saber que su obra es una buena obra (guión bien estructurado según lo que se presume como tal, dirección de arte cuidada, actuación de nivel impresionante, música de edición impecable, etc.), y no obstante, no ufanarse de ella.
Me sorprendió la humildad y la claridad para hablar. Dijo que la historia era sobre una música que es anhelada por un tipo y repudiada por su creador. Yo creo que él quiso decir que era como si la música de Montalbán fuera una amante bella y maldita. O sea que se quiere tener por un lado, y dejar por otro.
En general, yo para escribir, como buena alumna de la UC, investigo antes de decir. Pero en este caso, con dicha entrevista y esta película, sólo dije. Recién ahora, luego de decir esto, así de estómago y en largo (por eso lo hago aquí en mi blog y no en un diario donde hay límites de espacio) averiguo que este señor es, entiendo, audiovisualista ….
La web www.fuga.cl fue alabada en el blog del senador flores, yo la vi. Bonitas fotos según yo y top que se pueda oír la música, que me pareció tan bella, pero estimo que faltó información. Onda ¿de donde nació la idea?, ¿cuál es la biografía de los autores?, etc. Me gustó más, por hacerse caso de esos aspectos, la web de "Hable con Ella" de Almódovar.
Cine Chileno e "identidad nacional"
Yo soy de las que piensa que no existe tal cosa como “El Cine chileno” (o sea me opongo al postulado de Justo pastor Mellado, que sí lo reconoce) . Esto es pues pienso que no hay tal cosa como “El Arte chileno” y eso se vincula con el hecho que, tal como lo diagnosticó el PNUD en Chile el 2002 (de lo cual la revista "Corriente de Opinión-Chile Unido" -sin web- hace un buen resumen a mi juicio, aquí) y otros peritos del tema, considero que la identidad chilena es fragmentada, o sea no cohesionada. De ahí que sea imposible hablar de algo que aluda con propiedad a pertenencia nacional.
Sólo para dar un ejemplo, dicen (parafraseo voces que he escuchado) que “El tenis nacional tiene tan buen nivel, habiendo incluso obtenido un número uno en el mundo”. Yo creo que decir eso es ser un poco muy patudo.
El Chino Ríos llegó donde llegó gracias a la confianza, el esfuerzo, y el dinero de su padre. Y de buena gente representó a Chile, sólo porque nació acá. O ¿alguna institución colaboró con él antes que fuera campeón mundial?... Lo mismo con Massú y González… y así.
Ahora, la crítica internacional se llena la boca diciendo que Ruíz es chileno, cuando vive y trabaja y ha hecho todo en Francia y gracias a Francia si hasta él dice "Chile me duele menos que el lumbago" (mabuse). O que Amenábar es chileno, cuando ni él lo reconoce, sólo porque nació en Chile. O sea, ¿alguien alguna vez se atrevería a decir que Miguel Bosé es panameño y no español, sólo porque nació en ese país de Centroamerica?...
Con esto me recordé una vez que en El Arrayán, donde vivo, me llevó a dedo un señor. Conversando me dijo que trabajaba en no sé en qué ministerio. Y aprovechando la ocasión, le pregunté si había programas de empleo para los profesionales cesantes (esto fue antes de las elecciones). Y él me dijo que ese era un tema, un temazo, que entendían (los gobernantes) lo de la “fuga de talentos” (yo ni sabía que el tema tenía nombre)… y Bla bla bla.
O sea sí -me reconoció-, "sabemos que es un tema, sabemos que las mentes se andan arrancando de aquí porque no tienen opción de surgir, pero –me dijo sin decir- aún no vamos a tocar ese tema a nivel gubernamental" . En otras palabras, no es prioridad y quizá para cuando lo sea.
Con esa actitud, todos aquéllos que tenemos una formación tal que queremos reflexionar, por ejemplo sobre la identidad, no tenemos espacio a nivel formal. Y muchos se van (los que pueden, no es tan simple tener el dinero para eso, ni obtener becas. Me consta, he postulado a N -con nota sobre 6, idiomas, UC, postgraddo, publicaciones y experiencia docente).
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