Don Rafael Sánchez, quien sin duda fue el hombre que más aportó al cine en Chile, murió este sábado, de madrugada. Cerca de 100 personas fueron a despedir a este genio nacional.
Era tarde el sábado cuando mi amiga Amarilis me escribió un mail contándome la noticia. El profesor Rafael Sánchez había muerto. Si bien estaba enfermo hacía mucho tiempo, la noticia, aunque esperada, no dejó de ser muy lamentable para mí.
Don Rafael era llamado “El cura Sánchez” por todos en el medio cinematográfico, dado que había sido sacerdote jesuita. Pero dejó los hábitos para casarse con quien sería su eterna compañera, Graciela, con quien tuvo dos hijas.
Yo no sabía quien era él hasta 1997 cuando entré a Lic. en Estética, en la UC. Y él hizo el curso “Arte y Percepción”, que era mínimo (obligatorio). Y ahí aprendí cosas como qué eran las “imágenes de primer, segundo y tercer orden”. Y que la música era un gran tema en el cine, que no es trivial colocarla y que en general conviene más el silencio –y eso que él era musicólogo-.
Ese año él volvió a editar un libro, lo compré porque estaba ahí –el lanzamiento fue en el campus Oriente- y estaba botado de barato y el profe miraba... la verdad lo compré un poco por hacerle la pata, porque no era fácil obtener buenas notas con él. El libro se llamaba “Las Claves Secretas de la Comunicación”, y lo ojeé... me gustó, pero no le di mucha importancia.
El profe era gruñón en ese tiempo, le cargaba que le discutieran sus puntos. Y no tenía mucha paciencia. Además era medio sordo...
Al año siguiente, en 1998, él era el único que impartía el taller audiovisual. Taller obligatorio para quienes queríamos la especialidad en cine. Entonces debí tomarlo... sin muchas ganas... Éramos pocos alumnos. Y él era minucioso para evaluar cada ítem... Exigía 100% de asistencia y por módulo (eran 2, una hora y media cada uno).
Era el segundo semestre de 1998 y yo me enfermé gravemente. Tenía que tomar muchas píldoras, adelgacé como 15 kilos, y estaba blanca... pero no quería perder el año así que iba a sus clases (los demás profesores aceptaron un trabajo final para marzo, pero él no... yo no estaba nada contenta...).
En ese tiempo, además, éramos vecinos, vivíamos justo al frente, en El Arrayán. Y él no manejaba, normalmente lo acarreaba su mujer o alguna de sus hijas. Conocí a una, a Marcela, muy bonita y muy inteligente. Nunca nos hicimos amigas, pero una vez, cuando yo padecía un estado cuasi catatónico y no podía manejar, nos encontramos en la calle y nos fuimos juntas en un colectivo hasta la plaza San Enrique.
Luego, en otro encuentro, me dijo, que ese día le había contado a su padre que me había visto... y que me vio mal.... y bueno, finalmente, me fue imposible físicamente seguir yendo, y perdí el año. Cosa que en ese momento me dio mucha rabia. Tuve que retomar el segundo semestre de 1999 (porque ese ramo sólo era de segundo semestre).
A la luz de la experiencia, fue muy bueno así. Hice los trabajos adeudados en el verano, cuando me sentía mejor gracias a un largo viaje al norte de recuperación, y el segundo semestre empecé el taller, con Sánchez, ahora sana. Y ese curso me cambió la vida.
Éramos como 6 alumnos no más. Y era un taller-taller. Como en Arquitectura (yo venía de esa carrera). Uno daba una propuesta y cada proyecto era exhaustivamente evaluado y comentado por el profe y los compañeros. Ahí sí usamos el libro y fue un descubrimiento.
Sánchez enseñaba diaporama, lo que hasta entonces parecía aburrido para muchos, también para mí. Hasta que lo estudié con él, y vi que era no sólo interesante en sí, sino que crucial en la elaboración de un buen guión. Aprendí cómo se escudriñaba una imagen, cómo dotar de profundidad una historia simple, cómo aunar debidamente imágenes distintas, cuándo una imagen o un texto era pertinente o no según diverso parámetros...
Ese aprendizaje lo he usado desde 2001, desde que hago clases de Historia del Cine con imágenes fijas. Y supongo que en gran parte por eso fui la mejor alumna de Tv en el master (y eso que yo no era periodista).
Era tarde el sábado cuando mi amiga Amarilis me escribió un mail contándome la noticia. El profesor Rafael Sánchez había muerto. Si bien estaba enfermo hacía mucho tiempo, la noticia, aunque esperada, no dejó de ser muy lamentable para mí.
Don Rafael era llamado “El cura Sánchez” por todos en el medio cinematográfico, dado que había sido sacerdote jesuita. Pero dejó los hábitos para casarse con quien sería su eterna compañera, Graciela, con quien tuvo dos hijas.
Yo no sabía quien era él hasta 1997 cuando entré a Lic. en Estética, en la UC. Y él hizo el curso “Arte y Percepción”, que era mínimo (obligatorio). Y ahí aprendí cosas como qué eran las “imágenes de primer, segundo y tercer orden”. Y que la música era un gran tema en el cine, que no es trivial colocarla y que en general conviene más el silencio –y eso que él era musicólogo-.
Ese año él volvió a editar un libro, lo compré porque estaba ahí –el lanzamiento fue en el campus Oriente- y estaba botado de barato y el profe miraba... la verdad lo compré un poco por hacerle la pata, porque no era fácil obtener buenas notas con él. El libro se llamaba “Las Claves Secretas de la Comunicación”, y lo ojeé... me gustó, pero no le di mucha importancia.
El profe era gruñón en ese tiempo, le cargaba que le discutieran sus puntos. Y no tenía mucha paciencia. Además era medio sordo...
Al año siguiente, en 1998, él era el único que impartía el taller audiovisual. Taller obligatorio para quienes queríamos la especialidad en cine. Entonces debí tomarlo... sin muchas ganas... Éramos pocos alumnos. Y él era minucioso para evaluar cada ítem... Exigía 100% de asistencia y por módulo (eran 2, una hora y media cada uno).
Era el segundo semestre de 1998 y yo me enfermé gravemente. Tenía que tomar muchas píldoras, adelgacé como 15 kilos, y estaba blanca... pero no quería perder el año así que iba a sus clases (los demás profesores aceptaron un trabajo final para marzo, pero él no... yo no estaba nada contenta...).
En ese tiempo, además, éramos vecinos, vivíamos justo al frente, en El Arrayán. Y él no manejaba, normalmente lo acarreaba su mujer o alguna de sus hijas. Conocí a una, a Marcela, muy bonita y muy inteligente. Nunca nos hicimos amigas, pero una vez, cuando yo padecía un estado cuasi catatónico y no podía manejar, nos encontramos en la calle y nos fuimos juntas en un colectivo hasta la plaza San Enrique.
Luego, en otro encuentro, me dijo, que ese día le había contado a su padre que me había visto... y que me vio mal.... y bueno, finalmente, me fue imposible físicamente seguir yendo, y perdí el año. Cosa que en ese momento me dio mucha rabia. Tuve que retomar el segundo semestre de 1999 (porque ese ramo sólo era de segundo semestre).
A la luz de la experiencia, fue muy bueno así. Hice los trabajos adeudados en el verano, cuando me sentía mejor gracias a un largo viaje al norte de recuperación, y el segundo semestre empecé el taller, con Sánchez, ahora sana. Y ese curso me cambió la vida.
Éramos como 6 alumnos no más. Y era un taller-taller. Como en Arquitectura (yo venía de esa carrera). Uno daba una propuesta y cada proyecto era exhaustivamente evaluado y comentado por el profe y los compañeros. Ahí sí usamos el libro y fue un descubrimiento.
Sánchez enseñaba diaporama, lo que hasta entonces parecía aburrido para muchos, también para mí. Hasta que lo estudié con él, y vi que era no sólo interesante en sí, sino que crucial en la elaboración de un buen guión. Aprendí cómo se escudriñaba una imagen, cómo dotar de profundidad una historia simple, cómo aunar debidamente imágenes distintas, cuándo una imagen o un texto era pertinente o no según diverso parámetros...
Ese aprendizaje lo he usado desde 2001, desde que hago clases de Historia del Cine con imágenes fijas. Y supongo que en gran parte por eso fui la mejor alumna de Tv en el master (y eso que yo no era periodista).
Y aprendí, con él y otros profes, a hacer análisis cinematográfico. También me sirvió mucho eso de las imágenes de primer orden y lo de la música, cuando hice el documental para mi tesis... trabajo que obtuvo un premio.
Además, fue tanto lo que me gustó el diaporama, que este año, 2006, me metí a un curso de eso en el Centro Cultural de España. Y en parte por eso tuve buena onda con Amarilis...quien fue la que luego reemplazó al profesor en la Universidad (UC).
En fin, cuando el sábado en la noche mi amiga Amarilis me avisó, supe que iría a darle mi despedida, este domingo. Llegué algo tarde y no alcancé a saludar a la familia.
Además, fue tanto lo que me gustó el diaporama, que este año, 2006, me metí a un curso de eso en el Centro Cultural de España. Y en parte por eso tuve buena onda con Amarilis...quien fue la que luego reemplazó al profesor en la Universidad (UC).
En fin, cuando el sábado en la noche mi amiga Amarilis me avisó, supe que iría a darle mi despedida, este domingo. Llegué algo tarde y no alcancé a saludar a la familia.
Vi a profes de la Universidad, incluyendo a I.Aliaga, actual director de la Cineteca Nacional –profe mío en esa época también- a gente de la escuela, y a la Amarilis en bici como siempre. Ella me dijo que vio al súper documentalista Nacho Agüero ("Aquí se construye", "100 niños esperando un tren"), en bicicleta, como ella.
Yo no vi a nadie más, presumo que fue mucha gente del medio cinematográfico y artístico -el comentario general de las personas que vi, fue "que harta gente, sí, como 100 personas"-. Y de más, dado que fue profe de muchos de los que han marcado pauta en el séptimo arte nacional en el Fílmico, y sus libros aún son material obligado en Chile y Latinoamérica.
Yo no vi a nadie más, presumo que fue mucha gente del medio cinematográfico y artístico -el comentario general de las personas que vi, fue "que harta gente, sí, como 100 personas"-. Y de más, dado que fue profe de muchos de los que han marcado pauta en el séptimo arte nacional en el Fílmico, y sus libros aún son material obligado en Chile y Latinoamérica.
De hecho, el 2003 el Festival Internacional de Cine de Valparaíso hizo un premio con su nombre, a la mejor edición documental.
Afortunadamente, este gran profesor fue, en vida, homenajeado varias veces por su casa, la UC, y por otra gente que reconoció el gran aporte que hizo al cine nacional durante toda su existencia.
En fin, yo fui una privilegiada por haber sido su alumna y su vecina y quería, desde aquí, dar cuenta de lo que este profesor significó en mi vida... y darle un cariño gigante y virtual a su familia.
(La historia de Rafael y Graciela, aquí).
Cariños a todos sus cercanos,
Katina
En fin, yo fui una privilegiada por haber sido su alumna y su vecina y quería, desde aquí, dar cuenta de lo que este profesor significó en mi vida... y darle un cariño gigante y virtual a su familia.
(La historia de Rafael y Graciela, aquí).
Cariños a todos sus cercanos,
Katina
Pd- me hubiera gustado subir fotos, pero no pude, para variar.
4 commentaires:
Hola, pasaba a saludarte,
Además, te invito a votar por mi Blog en los “PIPOLZ BLOGS AGUARS” Blog-Revelación (Nº14), encuentra el botón en mi blog. (sólo una vez al día.) Gracias
hola katinitaaaaaa
siempre estamos perdiendo gente interesante... es la época, parece...
katina: gracias por compartir esos momentos, que son dificiles, pero que nos llegan a todos. Trascenderemos por nuestras obras y tu profe, esta claro, lo ha hecho.
saludos
bea
que buen homenaje.
besos
marcela
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