Hay días como hoy que son como montaña rusa en todo, que agota, duele y divierte, todo a la vez, de sólo recordarlos. Y cuando el sólo hecho de evocarlos se hace una tarea digna de subir el Everest, para que decir el enumerar los titulares de cada ítem...
Para esos días, como hoy, que es un martirio comer hasta con hambre porque cansa incluso tragar... Nada mejor para mí que poder, por fin, cerca de medianoche, recostarme en mi cama, poner sólo mi lámparita de luz azul, y escuchar a Satie...(Gracias Marcelita por acordarte, y regalarme el CD, pa' mi cumple. Lo amé, lo sabes).
Si además, el momento es en solitario (lo que permite apaciguar la intensidad de la jornada, lo que al menos yo, agradezco en demasía), en una noche cálida de verano, con una brisa leve en los árboles y montes del Arrayán, silencio en el entorno, donde la luna se viste hermosa, y abajo, la ciudad le rinde las reverencias del caso, con sus luces de colores...
Entonces, después de todo, en un día así, como hoy, no sé de a donde, saco cierta calma, la insinuación de una sonrisa... Y acuden a mí lentas y escases, pero acuden, las energías necesarias, al justo, para poder regalarme uno de mis placeres más ricos... Escribir aquí.
Foto: No dice el autor en la web en que la obtuve, esta, presumo que es de la autoría del blogguer que la expone...
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