De Rosa Markmann supe recién tipo 2006, por el entonces “prometido” de mi hermana. Quien resultó ser pariente bastante directo de ella, y que obviamente le decía tía Mitty. Y así empecé a llamarla yo.
Con el tiempo, en muchas sobremesas en mi casa, se habló de Gabriel González Videla, qué hizo, qué no. No era “el” tema, pero sí se dio varias veces. Así fui sabiendo cosas de esa familia…
Era raro. Para mí antes de conocer a mi cuñado, este ex presidente era una figura lejana, como de hace mil años. Lo único que en verdad sabía de él, era su influencia en la Arquitectura de La Serena, porque me encanta. Y es la única urbe del país que tiene ese estilo, debido a este personaje.
Un día mi hermana y su marido me cuentan que van a ir a buscar unas cosas a “la casa de la tía Mitty”. Ahí supe que estaba viva y me apunté para conocer.
Llegamos a una mansión hermosa en la calle Pedro Torres. Ocupaba una manzana entera. Era un día frío pero con sol, quizá octubre. Había un jardín enorme y una bugambilia en flor. Nos recibió la nana, que saludó afectuosamente a mi cuñado. Entramos.
La casa tenía la misma distribución y materiales que la casa de mi tata, en Luis Uribe (con Marchant Pereira). La misma escalera como de mármol (o de mármol verdadero), a la entrada con balaustrada dorada art décaux. Me impresionó el parecido.
¿Mi abuela, que era tan high, y la tía Mitty habrán tenido al mismo arquitecto, o las mismas ideas, habrán sido amigas? Ya nunca lo sabremos…
La casa tenía muy pocas cosas y los recintos casi vacios se veían enormes. Tenía algo del palacio Cousiño. Un salón para esto, otro para aquello, pisos de parquet fino, techos altos… Era como viajar a un tiempo entero glamoroso.
La Nana accedió al tour que le pedí… Me mostró las piezas del segundo piso, que tenía un balcón con terraza grande, igual que la casa de mi Tata. Fuimos a la cocina, enorme, que tenía una sección para repostería , y otra (que era como otra cocina entera aparte) para lo salado.
Había cosas como desperdigadas aquí y allá, como una taza o un plato, pero nadie estaba ahí en verdad. La nana cuidaba, quizá iba algún jardinero… Pero la casa permanecía entera y altiva, guardiana de un lujoso pasado que se olía entre sus paredes.
Las cosas de mi cuñado estaban en la casa “del cachuero”, afuera, y las fuimos a buscar. Caminamos por el jardín, que hasta tenía una laguna de verdad (sí, una laguna).
Aprovechamos de bordear la piscina, que era como olímpica (en serio). Tenía cuadraditos de azulejos azules, típico de las piscinas de antes, y había camarines para hombres y para mujeres, y un sector para asados.Todo eso era muy lindo, de madera blanca, y enredaderas.
Y luego de imaginar las historias que ocurrieron en esa piscina, de la cual la Nana dijo que hacía bastante que no se usaba por diversas razones, llegamos a la casa de atrás. Era para el servicio…. Pero… ¡Ojalá alguna vez yo tenga una casa así!
Era amplia, de piedra, living con chimenea. Tenía dos piezas. Habían cosas tiradas… Mi cuñado quería sacar una cama, por ciertos recuerdos. Empezamos a “hacer” espacio despejando los cachibaches…
Había poca luz, pero entonces veo. Cintas de celuloide, ahí, en el suelo. Y objetos antiguos. Pregunté si podía llevarlos, pero otra parte de la familia iría…
Llevamos entonces las cosas a la casa, y nos quedamos un rato a mirar. Vimos una sala de música. En una esquina había como un closet alto y arriba tenía un equipo de música con parlantes enormes, y abajo de ello una estantería llena de discos ordenados… Y obvio, un piano. Eso era la antesala de la biblioteca. También a la entrada, había una foto de Pinochet.
La biblioteca era gigante, tipo un salón de baile. Tenía cortinas de esas como de teatro, y había un sofá. Ningún otro mueble. Vi albumes de fotos empastados en cuero, hermosos. Vi las fotos de la tía Mitty en muchos lugares, la vi junto al presidente Truman en Estados Unidos, en un descapotable. Era bella, bella, bella…
Estuvimos harto rato ahí, viendo fotos en blanco y negro. Mi cuñado nos explicaba cosas en las imágenes… La tía Mitty era preciosa, parecía una princesa. La Grace Kelly chilena. Su vida, según esas fotos, era como de película.
Estuvimos algunas horas, creo que sacamos algunas fotos, con un celu maybe, pero no las encuentro (no tenía cámara digital entonces. Curioso, de esto de hace sólo 3 ó 4 años y parece que hablara de la prehistoria…). Luego, por compromisos varios, nos fuimos.
Me acuerdo que quise conservar las fotos y las películas, pero no era tema, los dueños estaban en otra... Escribí entonces al centro cultural palacio de la Moneda, que era como nuevo, contando el asunto a ver si se interesaban en ir a hablar con la familia. Me respondieron, di los datos de contacto, pero no hicieron nada…
Creo que vi a la tía Mitty una vez, estaba bien viejiiiiiita, no se parecía a la mujer rubia y elegante de las fotos.
Hace poco supe más cosas de ella, como que las mujeres le debemos el voto. Nada de menor.
Después supe de la demolición de la casa, me dio tanta pena, era tan linda. Las cosas se perdieron, y esa arquitectura increíble, también.
El sábado supe por twitter de la muerte de la tía Mitty, a los 101 años. LLamé a mi hermana.
El funeral fue esa tarde sabatina. Estuvo triste y lluvioso, hacía frío, hablaron los nietos. Estaba la Lucía Hiriart, Así se contó su muerte en twitter.
Supe por mi sister que los restos de la tía Mitty serían llevados a La Serena, donde la familia aún tiene una casa. A la que he estado invitada varias veces, pero que aún no conozco. Cuando vaya, esta vez, sí sacaré fotos, para la posteridad... Debe ser tan linda como la que ya no existe (busqué fotos de la casa de Ñuñoa en Internet harto rato, pero fue en vano).
En fin, sólo quería escribir esto, en memoria una mujer que además de bella y elegante, usó su inteligencia y poder en pro de causas nobles. Entre ellas, nos dio voz y voto pleno y para siempre, a todas las chilenas. Gracias por eso tía Mitty. Y descansa en paz, te la mereces.
Foto: la obtuve de aquí.
*Hay muchas web con historias de ella y su esplendorosa familia. Algunos artículos que me gustaron:
2 commentaires:
me encantó la historia, qué pena que demolieran la casa...
gracias por estos relatos, K.
después pregúntame lo que quieras, me lo leí todo, todo, links incluidos!
me encantó.
buen relato, me recordé de las casas de mis abuelas e incluso de una bisabuela, que tal vez no eran tan grandes, pero que guardaban la historia de la familia, de mi ciudad...
saludos
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