Hay cierto tipo de hombres que no te dejan pagar la cuenta. Y es “NO”. No es que ellos tengan plata y paguen, es que aunque no tengan definitivamente no aceptan tu oferta.
No les gusta, prefieren no asistir a lo que sea que dejarte pagar a ti.
Dicen que no es de machistas, y no sé si lo es o no y me da lo mismo eso, el tema es que la actitud me parece fantástica, porque una se siente como en el siglo XIX, con uno de esos hombres que se levanta el sombrero y te besa la mano.
Hay cierto tipo de hombres que te conocen y no temen decir a los cuatro vientos que sienten cosas por ti. Aunque parezca apresurado…
Total, piensan, ¿es apresurado según quién y para qué?... Y te explican que la vida es ahora. Ellos no están ni ahí con el deber ser general, en casi nada, para eso se inventaron un código propio.
Así sus emociones no están envueltas en corazas y por eso te dicen con ojos grandes y fijos que quieren verte otra vez, otra vez y otra más, desde el principio.
Te toman la mano a plena luz del día, te abrazan en el supermercado, hablan de ti a su familia y a sus amigos a penas entras en su vida e insisten en presentarte a su grupo social YA.
Y tú sientes que todo es raro, vertiginosamente rápido, que quizá mejor no, pero en el intertanto, flotas…
Ellos sienten a full. Quizá por un tiempo largo, quizá por una semana, pero cuando es, es intensamente. Porque así debe ser para ellos. Y si tú eres una de las afortunadas en recibir esto que es tan poco usual en estos tiempos, te aseguro que lo vas a disfrutar.
Hay cierto tipo de hombres que fuman, que gustan mucho de los cigarros, que los relaja, que consideran que el tabaco es el complemento perfecto para una conversación de la vida, un café en solitario o unas ideas locas en una reunión de trabajo… pero que, si saben que van a estar contigo, o sea una mujer que los tolera poco, se abstienen de fumar.
Y si no pueden evitarlo del todo, minimizan los efectos. O sea, fuman poco (no más de tres cigarrillos, independiente de la cuota habitual). Al aire libre para propiciar que el viento no impregne la piel, la ropa y el pelo. Y muchas horas antes de verte, para maximizar los esfuerzos.
Y entonces te das cuenta y sientes esa cosa que sientes cuando ves que el otro te considera y hace concesiones importantes para ti y que no le son fáciles a él, pero que para él valen la pena si eso implica que tú estés mejor…
Y entonces a ti te parecen aún más significativas. Y todo se vuelve como nubes de algodón rosado… Sí, sorry, pero así de dulce y meloso.
Hay cierto tipo de hombres que no ahorra en llamadas, mensajes, mails, visitas y demás para demostrarte que quieren estar contigo. Para decirte cosas lindas, incluso aunquen estén molestos, o para simplemente saber de ti.
Son de los que les gusta abrazarte todo el tiempo y siempre ocupar la oportunidad para decirte “Me gustas tú” (sí, como la canción) y así elevarte sin tregua por todo el día.
Hay cierto tipo de hombres, muy pocos, pero los hay, que consideran que necesitan reglamentar las pensiones alimenticias y las visitas de sus hijos por venir, incluso dentro de una mala relación, o ya afuera, y hasta con la oposición de la madre. Y si eso implica demanda, tiempo y plata, no importa. Ellos saben pelear bien por lo que consideran justo.
Hay cierto tipo de hombres que no tiemblan arriba de una torre al lado de una dama en apuros. Se controlan. Y usan todas sus dotes para calmarla, desde lo profundo y no paran hasta acabar su tarea como es debido.
Hay cierto tipo de hombres que parecen duros, puede que sean grandes y peludos incluso, y que pueden tener hasta un pasado en parte chocante para ti.
Algunos de ellos dicen, llenos de vozarrón y a veces vino o cerveza, cosas que de alguna manera no son políticamente correctas. Puede que hasta defiendan ideas que sientes que son algo excesivas y que no compartas.
Pero, esos mismos hombres, que juegan tenis con los argumentos de estos y aquellos, sacando y rematando sin clemencia, son, en el fondo, muchas veces, gentelmans impecables en las buenas maneras a la hora del trato, porque sólo así se puede cuidar el fondo. Y, por lo mismo, son intolerantes acérrimos ante la violencia de las formas.
Y eso pasa desde si les hablas un poco fuerte o si tienes un gesto algo brusco, y particularmente, pero no solamente, en espacios públicos.
Ellos consideren esas conductas inaceptables, pues atentan contra el hacer sentir bien al otro. Algo, por supuesto, completamente fuera de lugar, como una pelota que cae muy lejos de la cancha.
Y el que ose cometer semejante infracción a las reglas del buen comportamiento debe afrontar las consecuencias… Que van desde una amonestación simple –un reto- a la ruptura de relaciones, pasando por la indiferencia total o parcial, claro.
A veces el que comete dicha conducta reprochable en todo su esplendor puede ser otra persona, y entonces este tipo de hombre se yergue como un súper héroe ante tus ojos.
Pero puede que tengas la mala suerte de ser tú quien realice semejante falta, porque puede que tú no seas suficientemente experta en los altos estándares del arte de la fineza en el trato…
Y entonces todo se derrumba, pues, aunque te vieron ciertas alas, a la hora de la verdad eres sólo una más que no sabe volar.
Ahí, aprietan el botón de pánico y quedan solos otra vez, hasta que una nueva mariposa se les acerque con alas prometedoras y colores brillantes que cautiven, y ellos evalúen si quieren que ella se pose un rato ahí, en su jardín privado.
Estos hombres no son como todo el mundo, como ves. Puede que se confundan en la multitud, pero en aspectos como los que te dije, los puedes descubrir.
Y así como llegaron inesperados y decidieron quedarse en declaraciones fuertes y claras, esas que te gustaron tanto…De la misma manera, ante la violencia de las formas, pueden decidir que ya no quieren estar ahí.
Ellos no necesitan arriesgarse a que una molestia se transforme o se evidencie en una constante, así que se van antes. Y no te va a gustar.
Así que si tienes la suerte de tener un tipo de hombre como este cerca, cuídalo, porque te van a hacer sentir la princesa del cuento como nadie.
Creo que la mejor manera de cuidarlos es tratarlos suavecito, hacerlos sentir de verdad como el príncipe que son para ti… No es fácil, pero si te resulta, te aseguro que la sonrisa se te va a instalar permanentemente en la cara… Y no hay nada que pueda competir con eso.
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