Cuando uno está triste, muy triste, no quiere verse, ni ver. Siente que no tiene asidero, que flota, y siente que lo bueno de la vida se congeló. Por eso elegí esta foto.
En esta foto, no veo ni me veo. Estoy en un lugar donde no puedo poner los pies en la tierra, y donde siento todo congelado, como la nieve de mi entorno.
Y si bien mi familia me apoya de diversos modos, esta vez quiero hablar de esa "otra" familia, la familia que uno elige. Los amigos y las amigas.
Algunos amigos, y algunas amigas sobre todo, han sabido de mi tristeza, o lo han notado. Y sin merecerlo, me ha llegado un huracán de cariño. De ese cariño del alma que ayuda tanto, TANTO, a transformar un rato, las lágrimas en risas. Y a veces también, a poder llorar, sintiendo que a uno la acogen y que no es vergonzoso tener tanta, tanta pena, aunque no sea la tercera guerra mundial.
Quiero agradecer con todo mi corazón a mi querida amiga Marcela, que vino, especialmente a Valparaíso a verme y a llenarme de energía. Y hasta me trajo yerbas para que me diera un baño de tina sanador.
Marcela me trajo además al Memo y a la Claudia, y un arsenal de abarrotes para mi despensa vacía... que aún, 3 semanas después, me salva. Y me regalaron un paseo hermoso por la bahía de Valparaíso.
También quiero agradecer a mi amiga Sol, quien me ha estado cuidando desde lo práctico y desde su alma linda. Incluso báncadose el frío de su living (antes) sin estufa y aunque veces la saco de quicio con mis "no ganas".
Además quiero agradecer a mi amiga Mae, quien vino a Viña en mayo, cuando aún yo no estaba tan triste y paseamos por varias partes.
Y ahora, cuando sabía que mis ojos eran como el cielo lluvioso de su ciudad, en julio, me invitó a mirar el fuego de su chimenea sureña. Y a ragalonerame de todas las maneras del mundo. Así, pude tener energía para compartir con ella los parajes verdes y nevados de su zona (selección de fotos, aquí).
También quiero agradecerle a la Ceci, una arquitecta maravillosa, que me prestó su oído, su mente y su hombro. También me llevó y me trajo en auto a la capital a puro pasear, y sólo me permitió pagar un peaje (y unos dulces para el camino).
Gracias a ese "viaje" pude ver, al fin, a mi gran amigo Marcelo, que cuando dije por cel: "Estoy en Santiago", y él respondió, lleno de amigdalitis: "Me lavo los dientes y en 30 mn. estoy en el Tavelli, para que conversemos". Y así fue. Y hubo enormes y genuinos abrazos, como siempre.
Luego, la Ceci y yo nos vinimos calientitas de noche en su auto, con lluvia... Hacía tanto tiempo que no andaba en una carretera, en auto, con lluvia, con calefacción rica y comiendo sandwich de ave pimiento...y luego, de pura linda ella, me regaló un masaje con una masajista, sólo porque sintió que eso me podía hacer bien.
Quiero agradecerle también a mi amigo Jesús, por sus constantes chats desde España, sólo dándome buenas vibras.
A mi amigo René (pareja de la Ceci, y a quien conocí por él), gracias por aguantarme usar tanto el calefactor... y pecharles tantas veces almuerzo en el último tiempo. Y por haber aceptado que fuerámos a comer, con Mauricio, al Samsara, aunque ya lo conocían, sólo por darme en el gusto (aquí algunas fotos de ese día).
También quiero agradecer a mi amigo Fernando, que me ha escuchado largos ratos sin alegar.
También gracias a Luis y a Francisco, por habérselas ingeniado para estar conmigo en el "Café Mosqueto" antes de que me fuera al sur, porque me querían ver. Y hasta quiero agradecerte "a ti también" por ese día. Porque estuve contenta despúes, y no creí que pasaría eso, después de tanto tiempo.
Quiero además agradecer a mis otras amigas del alma, la Sil y la Ale, porque aunque estén lejos, sé que están... y que si yo me atreviera a emprender el vuelo como ellas, y que se han cansado de inisistirne que lo haga, así, un poco sin pensar, podría contar con ellas, en cerca.
Y sobre todo quiero agradecer a mis amigas del alma que sí están aquí todo el rato, por llamar mailear, msngear, por quererme...por ser como son, Constanza (en la foto estamos en el Zoo de Buenos Aires, en julio de 2005) y Nadia...
Y no quiero dejar de mencionar a un amigo que sólo tiene cariño cuando llego, y jamás, jamás, tiene una mala palabra o un actuar de algún modo despreciable... mi perro Antón (en la foto se calló a la pisicna del Arrayán, diciembre de 2006).
Este post fue inspirado por mi estado de ánimo y lo que mis amigos han hecho por mí en esta época de tristeza. Y también por un power point hermoso sobre las amigas que me llegó, y que creo que es cierto. Lo linkeo aquí.
Foto: La niña soy yo, en julio de 2007, en las Termas Geométricas. La foto la compuso y la sacó el guía, Mauricio Leiva, con la cámara que yo llevé. La foto está editada (recortada en picassa), por mí.
2 commentaires:
Es precisamente cuando estamos tristes y con "no ganas" cuando esa familia, la que escogemos aparece y en medio de abrazos nos demuestra que está ahí y que nos sostiene... Qué rico que has podido contar con tus amigos en estos días, te felicito por tenerlos...
El regaloneo fue un bonus track por el hermoso viaje a las T Geo. Gracias por eso.
Un abrazo
me acuerdo de una cancion de Queen " friends will be friends right till the end.."
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